jueves, 3 de octubre de 2013

El despertar

*Cansada de intentar llegar al final de un sueño imposible: ( el despertar )*
¨Ganas de escapar, correr y no volver a la realidad en la que estoy encerrada. Esconderme en algún lugar, lejos, donde nadie pueda encontrarme. Deshacer todo lo que he hecho. Borrar mi pasado”

Sin decepciones, ni miedo, ni esperanzas avanzo hacia un borroso destino, hacia un lugar desconocido, en busca de respuestas .Respuestas a todas las preguntas que nadie ha querido contestarme: “entre lo que ves y lo que oyes se oculta la verdad que no debes saber” esas palabras se quedaron grabadas en mi mente y su voz aún resuena en mi cabeza. Aquella mujer conocía toda la historia, los secretos que ocultan este misterioso mundo.

Nadie quiere hablar de ello. Nadie se atreve a pronunciar su nombre, pero todos conocen su existencia. Dicen que esta por todas partes, que nos vigila, que lo ve todo, que lo sabe todo, él es todo. Ya no se puede decir nada, ni hacer nada, todo está prohibido. Si él lo dice, si él lo quiere, no hay nada que hacer, acabará sucediendo. No lo enfades, ni lo provoques tu solo le tienes que hacer caso. Tu opinión no cuenta, tampoco nadie la conoce porque nadie la escucha. El silencio esta por todas partes, ya que si te oye estas perdido, te encontrará y cuando lo haga te volverá a dormir .Puede que sea mejor estar dormido porque cuando despiertas ya no hay vuelta atrás, vivimos asustados esperando que algo cambie para que este sufrimiento se desvanezca y que el rastro de la normalidad y la calma nos vuelva a perseguir. Esto es por mi culpa pero todos tenían que saber la verdad, no puede haber alguien controlando nuestras vidas.
Hace tiempo que descubrir lo que había fuera de nuestra simple realidad. Más allá de nuestra curiosa rutina que repetimos todos los días. Hace tiempo que he descubierto que la libertad no existe. El despertador ya no suena cada mañana, ni yo me visto para ir al instituto, ya no vuelvo a casa, ni espero a que lleguen mis padres del trabajo. Ni siquiera tengo que seguir estudiando para conseguir un buen trabajo en el futuro porque todo eso es falso.

El 16 de agosto, encontré en la puerta de mi casa una carta que curiosamente estaba dirigida para una tal Grace que antes vivía un par de casas más adelante. Lo extraño es que hacía ya dos semanas que ella, la pequeña Grace había fallecido. Esa terrible noticia la conocía todo el pueblo. Grace murió a  causa del cáncer, tenía leucemia y pocas posibilidades de seguir viviendo.
En la carta no ponía quien la había escrito ni tampoco una dirección. Alguien la había dejado junto a mi puerta. Decidí abrirla, no lo soportaba más, la curiosidad me estaba matando. Fue entonces cuando me encontré con aquella mujer.

Al ver lo que tenía entre mis manos una leve sonrisa se formó en su rostro. Como si supiera que esa carta solo contenía cuatro palabras y que solo era el principio de un largo viaje. Ella camino hacia donde yo estaba y muy cerca del oído me dijo: - aquí dentro esta todo, pero todo está escondido. Oculto en esa carta, has sido la elegida y nunca olvides lo que te voy a decir” entre lo que ves y lo que oyes se oculta la verdad que no debes saber…“

No paraba de repetir: lucha por lo que es nuestro, por todo lo que nos ha quitado. Era muy inverosímil aquella mujer no paraba de decir dislates. Cuando acabe de leer esas cuatro palabras no volví a oír nada, ni a ver nada. Estaba en un sitio diferente, esa ya no era la entrada de mi casa y lo único que conseguía ver eran esos ojos verdes brillantes llenos de lágrimas, aquella persona, quien quiera que fuese pronunció esas palabras que aún están grabadas en mi mente :” Por fin alguien ha despertado”

Me caí al suelo y me golpee la cabeza con el escalón que había en la puerta de entrada de mi casa. La carta había desaparecido, al igual que la mujer, el silencio, los ojos y la oscuridad. No entendía nada todo carecía de sentido, lo único que sabía era que aquello no me lo había imaginado. Ese día deje de ser solo una simple chica que vivía en un pequeño pueblo, a la que nunca le sucedía nada. Pronto descubrí que tenía que ser yo la que revelara el secreto, que tenía que hacer despertar a todo el mundo.

16, el día en el que cambio todo.

Entre en mi casa, subí las escaleras hasta llegar a mi habitación. Nada había cambiado, todo seguía en su sitio igual que siempre. Eran las cinco y cuarto ni un minuto más desde que había leído la carta, el tiempo se había detenido y aún seguía parado como si alguien hubiese pulsado el botón de pausa en un reproductor de música. Como una canción que no te puedes sacar de la cabeza, no paraba de escuchar aquella voz, repitiendo una y otra vez aquellas palabras. ¿Cómo que por fin alguien había despertado? ¿y esos ojos verdes?¿Porque aquella señora dijo que yo era la elegida?

Dudas, mi cabeza estaba llena de dudas. Palabras sin sentido, demasiadas preguntas y ninguna respuesta. No podía dejar de intentar buscar algo de sentido a todo aquello. Seguí sentada en mi cama durante no sé cuánto tiempo. Me quede inmóvil, reflexionando, pensando en todo lo que había pasado en un abrir y cerrar de ojos. El timbre empezó a sonar, alguien había llegado a casa .Era mi padre que ahora se encontraba junto a mí. Tuvimos la misma conversación que tenemos siempre, como si alguien la hubiera escrito, siempre era lo mismo.

Me pregunto cómo me había ido el día, si conocía ya los resultados de los exámenes que hice la semana pasada, que había comido y si había acabado los deberes. En ese momento me di cuenta que las agujas del reloj se habían vuelto a mover.

Esta vez no conteste a ninguna de esas preguntas. Salí corriendo, no sabía muy bien hacia donde me dirigía pero por ahora tenía un nombre y un número. Grace vivía en la siguiente  calle en el número cuatro, no sabía muy bien lo que me esperaría al llegar, lo único que sabía es que ese nombre no estaba escrito por casualidad. Llame al timbre pero no había nadie en casa, sin embargo la puerta estaba abierta .Entre en  aquella casa, rápidamente por miedo a que alguien me viera, justo detrás de esa puerta se encontraba otra carta pero esta vez el nombre que había escrito en ella era el mío.
Empecé  a leer esa carta:

 “Todo soñamos con conseguir alguna cosa o demostrar que podemos hacer algo, que tu si que pudiste hacerlo. Simplemente llegar hasta donde todos esperan que llegues. Cruzar la meta. Ese objetivo, el que tu elijas, sea cual sea, te cambiará la vida. Superar tu derrota y seguir adelante, volver a intentarlo o poder decir con satisfacción que tú lo lograste y poder callar a todos los que te dijeron que no lo conseguirías. Tener la oportunidad es cuestión de suerte el resto solo depende de ti. El camino es largo y muchas veces el miedo a fracasar y no cumplir tu objetivo puede hacer que nunca llegues a intentarlo, que ni siquiera pienses en ello pero sin objetivos ni camino estas perdida. Tú no vas a poder escoger ese objetivo, en este caso solo tendrás que seguir este camino que entre algunos hemos conseguido formar sin que él lo vea. Si finalmente decides olvidarte de todo y no seguir adelante no leas la última carta porque si no no habrá vuelta atrás y nunca podrás regresar a tu vida normal. Sabrás toda la verdad y te quedaras eternamente despierta.

Por favor ayúdanos te necesitamos, necesitamos que se lo hagas saber a todos, despiértalos. ”



* En un abrir y cerrar de ojos me encontré otra vez en aquel misterioso lugar. Esta vez, aquellos ojos verdes de los que no paraban de brotar lágrimas, desprendían un brillo especial, como si por alguna extraña razón alguien los hubiera iluminado con la última gota de esperanza. Esos ojos cansados, llenos de deseo, ilusión y optimismo, me estaban mirando. 

Intenté avanzar, caminar, para averiguar dónde me encontraba, pero algo o alguien me lo impedía, me encontraba inmóvil en medio de un hermoso caos lleno de oscuridad y, como no, ese misterioso y horrible silencio que se encontraba por todas partes. Aquella chica me recordaba a alguien, esa mirada, esos ojos, yo ya los había visto antes, pero no conseguía acordarme de la persona a los que pertenecían. No tuve suficiente tiempo para averiguarlo, ni siquiera pude conseguir moverme, al pronunciar estas palabras: ¿Quién eres? volví como un rayo a nuestra simple y aburrida realidad. Por increíble que parezca yo quería seguir allí con la chica alegre de ojos chispeantes y por eso, por ese interés que me consumía, necesitaba descubrir el significado de esos extraños acontecimientos. 

Ya no estaba tan perdida, había empezado a entender, a entender mi papel en este incomprensible juego. Aunque en el fondo sospechaba, que era algo mucho, mucho más importante. Por lo menos he  descubierto el porqué de mis viajes a ese extravagante y peculiar lugar. Obtener información, saber la verdad, entenderlo todo, eso era lo que necesitaba. Cada vez que conseguía contactar con ese mundo no podía permanecer mucho tiempo, sin embargo la segunda vez, alguien o algo me retenía y aunque yo no hubiese querido estar allí no hubiera podido salir, correr o huir. Al hablar, al pronunciar esas palaras, yo, había roto ese silencio y como si me intentaran proteger me enviaron de vuelta. Lo importante era que había llegado allí después de leer esas dos cartas, es decir, al obtener un trocito de esa verdad oculta conseguía ir a ese mundo.

– Kate! Por favor abre los ojos! ¿Te encuentras bien?- dijo la madre de Grace muy asustada. Tarde un poco en reaccionar pero después de varios segundos conseguí recuperarme.                                       
 – Estoy bien, no se preocupe…- Tenía que salir de allí y volver corriendo a mi casa, seguía esperando que no me hiciera esa pregunta.
 – ¿Qué haces aquí? – Dijo ella rápidamente. Yo, aturdida, no sabía cómo explicarle la razón de mi presencia ni siquiera podía pensar una excusa decente para decirle. Sin pensarlo mucho le dije que la había estado buscando porque mi padre quería hablar con ella, que era una urgencia, muy importante y que como la puerta estaba abierta había decidido entrar, aunque evitando mencionar el hecho de que había tropezado con una de sus hermosas macetas y estaba tendida en el suelo. 

Poco después me di cuenta de que esa era posiblemente una de las peores respuestas que podía haberle dado, ya que mi padre no tenía ninguna urgencia, ni nada que contarle. Salí corriendo, sin ni siquiera despedirme. Al llegar a mi casa mi madre acababa de volver del trabajo y mi padre me estaba esperando en la puerta. Sin darle ninguna explicación, entre en casa y fui directa a mi habitación. Abrí la puerta y nada más entrar me di cuenta que las paredes de mi  habitación estaban llenas de palabras. En realidad, todo el rato se repetía lo mismo. “ Ayúdame”, “Ayúdanos”, “ Sé que sabes quién soy …“

   


 
Continuará ...

-Andrea

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